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Mostrando las entradas de julio, 2015

Solipsismo

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El eterno interrogante - Fotógrafo Paolo Cesare Butturini    Me llueve adentro. La presión mella mis sentidos, deambulo sonámbula. Mis ojos son dos torrentes, mis oídos recogen el gotear continuo sobre mis entrañas. Tic, tac, tic, tac, un reloj cuenta gotas. Mi lengua es un brazo de río, viaja crecida, su caudal extraviado arrastra consigo la palabra y lo que nombra. Busca su desembocadura y anhelante forma un estuario, con el mar rojo que me ahoga. Me ha llovido adentro. No preciso lugar para guarecerme, la lluvia arrecia, su caída amenaza echar por tierra esa morada que soy yo misma. ¡Libertad... para pensar!  

Locuras por amor

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Adolfo Bioy Casares Leí por primera vez La náusea , la novela de Jean Paul Sartre en 1991, después la he revisado aproximadamente unas 20 veces; pero no la leo completa, un acto semejante resulta pesado por la forma en que Sartre deconstruye el mundo.  La sensación que me quedó las primeras veces que hice el ejercicio completo se asemeja a la experiencia del que habita un edificio que está en demolición con él adentro.  Con todo, tras años de incursiones esporádicas a esas páginas, he ganado cierta fortaleza que me permite enfrentar con mayor propiedad las embestidas de Antoine Roquentin, el personaje principal, un hombre oscuro, melancólico, digno exponente de un mundo que ha perdido sentido.  Tengo dos buenas razones para leer La náusea , la primera porque se trata de un compendio de historia de la filosofía.  Repaso una y otra vez sus líneas buscando los postulados de Rene Descartes, y es hermoso leerlos de esa forma, envueltos en descripciones de un mundo que a Sartre s