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Mostrando las entradas de junio, 2013

La despedida

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Ayer, en el silencio del cementerio, me despedí de Marcos. Mientras regresaba a casa, un temor angustiante se apoderó de mí: el miedo de que pudiera despertar y no encontrarme a su lado. Lo imaginé inmóvil, vestido con sus mejores galas, confinado en ese cajón alargado donde enfrentará la oscuridad eterna. Marcos partió sin despedida, desencantado, exhausto tras batallar durante meses contra la enfermedad, la negligencia médica y la intolerancia familiar.  No murió solo; todos nosotros nos fuimos consumiendo con él. En su tumba reposa la sombra de la mujer de 45 años que fui cuando los primeros síntomas de la enfermedad asomaron en mi esposo. Aquella tarde, el médico, con ligereza y promesas vanas, anunció que debían extirpar la mitad de su estómago, asegurando que todo estaría bien, que podría retomar su vida con algunos cuidados básicos.  Marcos se aferró al humo mientras yo, sin opción, me sumergí en su entusiasmo, hilvanando sueños rotos que, a pesar de desvanecerse, lo acomp

Mudanza

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Crecí desnuda en los dominios fríos  y oscuros del miedo.  He recorrido los caminos largos años, tras sus límites. Fue difícil avanzar sin volver la vista, al conocido pasado, a lo vivido; a los seductores cantos de las  sirenas. Sin importar cuánto me acerque a sus fronteras el miedo no me abandona,  siento su ojo pegado a la espalda, su larga sombra antecede mis pasos. Cambio de posición al miedo,  lo pongo en mis manos. He descubierto que puedo estirarlo, formar con él  una piel  más ligera que el aire. Decido cubrirme con miedo,  amoldarlo a mi cuerpo; darle la sustancia de mis días.   ¡Por fin, levanto el vuelo!   En el aire comprendo  que soy un mantra a la vida,  una oración hecha carne.   Om tare tuttare ture soha.   ¡Libertad... para pensar!

Otras Inquisiciones Borges

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Casa de la Moneda, Colombia. Al azar, elegí releer “Otras inquisiciones” de J. L. Borges buscando claves para entender el relato “Las ruinas circulares”, el que más me conmueve de cuantos ha escrito el autor. Y las encontré, en tono de ensayo, bellamente narradas.  Un paseo majestuoso, exhaustivo, inteligente. Desde las postrimerías de la historia humana hasta la década de los años 50s, en que se publicó el volumen. En mi travesía, percibí que los 35 documentos presentes en esta obra maestra conforman un laberinto de interrogantes, donde cada pasaje se erige como un cuestionamiento hacia Dios. La creación, el tiempo, el espacio, el yo, la literatura, los sueños; todos estos temas se subordinan a la figura divina.  En el texto "La flor de Coleridge", Borges nos invita a seguir la "historia de la evolución de una idea", como si cada libro en el mundo emanara de una unidad central, un caballero omnisciente. El volumen, desde su primer documento "Las murallas

Mil días (Historia a cuatro manos)

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Por: Javier Barba Garzón María Eugenia Marínez Museo del Oro, Colombia. Acabo de caer en la cuenta. Hace mil días que no te doy los buenos días. No me apetecen los buenos días si vienen solos, si al pronunciar la frase olvidas que disfruto cómo rozas descuidadamente mi rodilla y tu mano juega, quiere explorar.  Me gustan los buenos días de antaño, dichos quedamente a mi oído, igual a cantos de agua que se desprenden desde lo alto de un cielo que me baña.  Tus buenos días mojados, mis favoritos. Acabo de caer en la cuenta. Hace mil y un días que rompiste tu promesa. Dijiste que siempre estarías ahí. No te veo. Parece que sigues empeñada en dictar cómo se te ha de querer. El juego de mis manos, como el de los niños, es libre. Mis manos se apagaron cuando impusiste tus reglas y tus “me gusta cuando”. Y tus promesas no eran tales. Llámalas condiciones. Estoy a mil días de ti y de tus besos.  Fugaces pájaros que anidaban sobre unos labios trémulo

Historias livianas: Barrio Siloé

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Honda, Colombia. Siloé está colgado en las colinas de Cali. Sus calles sinuosas y apretadas semejan túneles.  Arrastra junto a sus habitantes el sino de las zonas rojas de Colombia: pobreza, marginalidad y conflicto.  En este sector las carencias son más pronunciadas a medida que asciendes. Óscar vive en la parte alta.  Es un chico bien, al decir de sus parceros.  Tiene el rostro cansino de quien a los 25 años ha renunciado a todo sin probar mucho.  Es una veleta de paso en su propia vida que goza sin tregua, porque el mañana sólo son  24 horas. Óscar tiene dos personas sagradas: su mamá y su novia Carmen.  Evade los pleitos, pero no se arruga si debe enfrentar a cualquiera que cruce los límites inviolables que ha definido: cuatro metros de frente por seis de fondo , las dimensiones de su casa paterna . Carlos R., el tuerto, como se hace llamar, se arrastra en la silla de ruedas a que lo condenaron el día que la parca le dio la espalda.  Contra todo pronóstico